Se aproximaba la década del sesenta del pasado siglo XX y dos factores importantes afectan al quehacer educativo: por una parte están las influencias de las nuevas tecnologías y por el otro lado nace el interés de la comunidad científico-social. Fue en este decenio, cuando el concepto de “Pedagogía” cambia a “Ciencias de la Educación”, adoptado por los departamentos de diversas universidades en el mundo (especialmente en Europa).
Al mismo tiempo, aparece Marc Belth, con su teoría escrita en su libro llamado “La Educación como Disciplina Científica” (Education as a Discipline – A Study of the Role of Models in Thinking). En su libro dice que la educación es un fundamento para aprender a pensar, que el hombre realiza una constante modelación de su alrededor y que va adquiriendo experiencia sobre un hecho que luego es aplicado, mediante una teoría. Así, se establece una relación comparativa entre lo que se acaba de experimentar y lo que ya se conoce bien.
Educar consiste en transmitir los modelos por los cuales el mundo es explicable, en donde se debe transmitir a otros informaciones y modos de ver las cosas de la forma que lo hacen las instituciones educacionales. Si no hacemos esto, el proceso educativo sería indirecto, inmediato y mecánico como una acción de simple repetición y como proceso de instrucción.
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